Sus principales ventajas son la seguridad y la eficiencia energética. Su tecnología consiste en transmitir el calor directamente al recipiente, por lo que el cocinado es mucho más rápido y preciso.
Tienen más potencia que las placas vitrocerámicas, permiten regular con precisión la intensidad del calor con su pantalla táctil y, como su superficie no se calienta, son más fáciles de limpiar y mucho más seguras.
Son una opción respetuosa con el entorno que fomenta el ahorro en nuestra factura de la luz con indicadores de consumo de energía. Sin embargo, su precio es más elevado, especialmente en las placas de última generación, y requieren recipientes de cocina con base magnética.
- Asistentes de cocción digital que ajustan la temperatura de la placa según la receta, programan el tiempo de cocción y te avisan acústicamente o con notificaciones que llegan a tu smartphone cuando la comida está en su punto.
- Sensores de fritura que mantienen la temperatura del aceite constante o calentamiento ultra rápido para, por ejemplo, llevar el agua hasta el punto de ebullición en unos segundos.
- Sensores de ebullición que evitan derrames.
La superficie útil de cocción aumenta considerablemente y, al calentar únicamente las zonas de la placa que están en contacto con algún recipiente, el ahorro de energía es mucho mayor.
Además, con sólo pulsar un botón, la zona flexible se puede dividir en tres partes, asignando una temperatura distinta a cada una de ellas: potencia máxima en la parte delantera para hervir, potencia media en la central para cocinar a fuego lento y potencia mínima al fondo para mantener la comida caliente. Cada zona se activa automáticamente solo cuando se utiliza, según la posición de los recipientes, que se pueden deslizar de una zona a otra para que los platos puedan continuar cocinándose a diferentes temperaturas.
Modela el calor
Están realizadas en vidrio cerámico y son la opción perfecta para aquellos que buscan una placa táctil, eléctrica, fácil de limpiar y económica. Su calentamiento es progresivo y se genera bajo la zona de cocción. Sin embargo, su potencia es menor que las cocinas de gas, así que tardan más en calentarse, la regulación de la intensidad del calor es menos precisa y su consumo eléctrico es mayor.
Disponen de sistemas de seguridad como el botón de bloqueo que impide su manipulado o los indicadores de calor residual, que avisan de que la placa aún no está completamente fría.
Son el modelo perfecto para los amantes de la cocina, ya que son las preferidas de los profesionales. Se caracterizan por su funcionamiento tradicional, potencia instantánea desde el primer momento y rapidez en el cocinado, además de utilizar una fuente de energía más barata y con un menor consumo.
También admite todo tipo de utensilios de cocina, permite controlar muy bien la intensidad de la llama, con un calor muy estable y es el sistema más indicado para cocciones muy lentas.
Su tamaño varía de los 30cm hasta los 116cm, y existen diferentes opciones de quemadores, por ejemplo, con sistema ultra rápido o de alto rendimiento con llama vertical.
Los nuevos sistemas de seguridad cortan el suministro de gas en caso de que la llama se apague de forma involuntaria. Son más difíciles de limpiar, aunque añadiendo una superficie de cristal cerámico en los quemadores, la limpieza es mucho más sencilla.